El debalitio entre Lilly Téllez, Citlalli Hernández y Beatriz Paredes

Venimos de escuchar los debates acalorados en San Lázaro sobre la reforma energética en donde las intervenciones de Fernández Noroña del PT en defensa del proyecto de ley; de Jorge Romero del PAN con la postura en contra y la contundente solicitud para excusarse de votar que hizo Andrea Chávez de Morena hacia Margarita Zavala, fueron los discursos más sonoros del recinto.
La política requiere pasión pero también conocimiento y práctica. La capacidad discursiva que da la oratoria, marca diferencias abismales entre las y los legisladores al momento de subirse a una tribuna y eso se nota, se percibe, se siente. Lejos estamos de aquellas peroratas con lenguajes rebuscados y de extensa duración. Hoy, la rapidez de la información y la escasa atención del público, exigen narrativas cortas y de impacto, pero sobretodo cargadas de emoción. Quienes no lo entiendan así, no podrán permanecer en la mente de las y los ciudadanos que les escuchan, ni mucho menos conectar con el público.
Hay discursos bien logrados producto de un proceso a conciencia desde su redacción y posteriormente pulidos con la dedicación que implica la práctica. Por mucho tiempo hemos visto a grandes oradores hombres porque de ellos había sido la tribuna, la participación política de las mujeres es reciente. Por ende, se entiende que estamos en un despertar de reconocer a nuevos rostros, nuevas voces de mujeres que emiten posicionamientos acordes a la postura política que representan.
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